sábado, 3 de abril de 2010

Al margen de nacionalismos...




El nacionalismo, como no, es una natural derivación del romanticismo. Hay quienes opinan que hay antecedentes ya en el siglo XVIII, pero creo que más bien no tienen un sentido identitario, si no puro utilitarismo (aprovechar melodías, ritmos y armonías que se fueron sedimentando y que los compositores locales las aprovecharon de base).
Su uso, con valor identitario y dentro de un contexto de reivindicación de valores nacionales emerge en el seno del romanticismo.
Como pienso que la música es universal, nada más contrario que nacionalismo. Por ello, y como prueba de lo dicho, puedo emocionarme con Glinka, Borodin, Mussorgsky. Smetana, Dvorák, Bartok, Grieg, Sibelius, Albeniz, sin ser ruso, ni finlandés, ni checo.
Disfrutadlos sin temor…

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